Hacia donde
dirigimos nuestra atención, hacia allí se dirige nuestra energía. Cuando
nuestra mente está dispersa, la atención se desvía continuamente y lo mismo
sucede con la energía, se dispersa, se drena en todas las direcciones, hacia el
pasado, hacia el futuro o hacia otros asuntos, ideas y emociones. En muchos
casos, todo esto es un ruido mental, sin formas muy claras, sin una dirección
precisa, como una maraña que da la sensación de algo de lo que es difícil
salir, y allí se refuerzan las ideas negativas, los sentimientos de
incapacidad, de “no poder” lograr algo, y una ausencia casi total de
posibilidades. Energéticamente, esto se relaciona con el bloqueo, el
estancamiento, la repetición de una sensación de cansancio o aburrimiento,
donde las rutinas y los hábitos poco saludables son frecuentes, la vitalidad y
el deseo de explorar la existencia se encuentran en un nivel bajo.
Aunque la
descripción anterior puede parecer una imagen extrema, la experiencia de muchas personas está
marcada por esta tendencia, pues se acostumbran a este estado de poca
conciencia, más o menos fuerte, más o menos recurrente, pero comienzan a
aceptarlo como si fuera algo natural y normal, permitiendo inconscientemente
que sea la forma en que transcurre su vida y se van acercando a la muerte.
La
alternativa consiste en reunir de vuelta la energía que se ha dispersado. Para
lograrlo, es necesario desbloquearla, permitir que recupere su verdadera
naturaleza que es fluir en un estado dinámico, cambiante y adaptable según las
diferentes situaciones y momentos de la vida, disfrutándola más plenamente y
transitando de forma enriquecida hacia el final natural de su ciclo, la muerte.
Es posible convocar este propósito a través de la mente, de la atención, observando
los pensamientos, emociones y todos los asuntos que habitan en el espacio
interior, y poco a poco ir soltando y disminuyendo los ruidos y todo lo
relacionado con el pasado y el futuro. Estar presente llama de vuelta la
vitalidad.
Un aspecto
crucial en este proceso, es no juzgarse a uno mismo. Cuando una persona se
juzga a sí misma, está entrando en uno de los patrones que más disminuye su
propio poder, asume un rol de ser su propia enemiga interna, que se alinea con
todas las presiones y dificultades que existen en el mundo exterior. En lugar
de juzgarnos por nuestros pensamientos y emociones, se trata simplemente de
permitir, aceptar y soltar. La respiración y el movimiento del cuerpo ayudan
mucho en este proceso, para aportarle un ánimo fresco, tranquilo y gozoso.
Mucho más cercano al afecto hacia uno mismo y la gratitud por la oportunidad de
vivir la vida que nos ha correspondido vivir.
El programa
Being Energy® (en español Ser Energía) ofrece técnicas que le dan impulso a
este propósito. Buscamos conectarnos con el estado de presencia de la mente, practicando
movimientos, respiraciones y formas de meditar para hacer fluir, juntar de
vuelta y poner disponible nuestra energía. Y así poco a poco, con un ritmo
paulatino y con absoluta determinación, recuperar la sensación de vitalidad que
es nuestra herencia natural.
Me gusto mucho este artículo. Conciso y agradable de leer. Gracias.
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